Quintana Roo se encuentra entre los estados con un notable incremento de personas identificadas como parte de la comunidad LGBT+.

Esto, según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) que revela que 1 de cada 13 individuos mayores de 15 años es parte de este sector.

Cabe resaltar en este tema que, a nivel peninsular, Quintana Roo es segundo lugar en población LGBT+.

En total, el estudio enumeró a 96 mil 634 personas mayores de 15 años. El primer lugar es Yucatán con 151 mil 552 personas.

Y en tercera posición está Campeche, que registró como parte de la diversidad sexual a 51 mil 603 personas.

Según el Inegi, el 6.7% de la población quintanarroense mayor de 15 años pertenece a la comunidad LGBT+.

De este grupo, al menos 43.7% ha sufrido algún tipo de tipo de discriminación.

Una historia sobre diversidad sexual

Giovanni Dzul Ayala es un chetumaleño de 29 años que se declaró homosexual cuando apenas tenía 17 años.

Asegura que, de ese entonces a la fecha, tanto la sociedad como las leyes han cambiado lo suficiente para empezar a sentirse tranquilo y seguro de vivir libremente su sexualidad.

Dzul Ayala explicó que aunque siguen siendo minoría ya no se ocultan, están visibles.

“Y hasta podría asegurar que somos más que antes, pero tal vez sólo no hay miedo de mostrarse”, dijo.

Dzul Ayala destacó que en los últimos años ha notado diferencia en la forma en la que se percibe la diversidad sexual, pues antes sufrió los prejuicios de la gente.

“Creo que la sociedad poco a poco, sobre todo desde hace unos dos o tres años, ha cambiado su mentalidad; hay más apertura a estos temas, podemos decir que nos aceptan más”.

Sin embargo, reconoció que, pese a los avances, siguen topándose con personas que los agreden o hacen evidente su molestia de convivir con ellos.

“El tema ya no es un tabú, evidentemente el avance ha sido lento pero sí hay un avance; ahora ya contamos con leyes que nos respaldan”.

Contó que su actual situación laboral era algo que hasta hace cinco años no consideraba viable.

Ahora labora en las obras de la estación de mantenimiento del Tren Maya, un lugar lleno de trabajadores de la construcción y personal militar.

Durante casi 10 meses que ha estado ahí no ha sufrido ningún tipo de discriminación y su preferencia sexual no es tema de burlas o agresiones.

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