El despojo inmobiliario es el modelo de negocio en auge para políticos de todos los colores. Cuando escuchamos la palabra, la referencia inmediata es el “cártel inmobiliario” del PAN en la Ciudad de México.

Pero no sólo es uno, son varios cárteles inmobiliarios panistas en diferentes estados de la República donde ha gobernado, o gobierna, la corrupción azul.

Tampoco es corrupción exclusiva del PAN. Es transversal a todos los colores.

Se acabaron las 39 mil hectáreas de Fidecaribe

Por ejemplo, en Quintana Roo el modelo de negocio comenzó con Joaquín Hendricks Díaz, quien recibió del Gobierno de Mario Villanueva Madrid 39 mil 600 hectáreas, que éste a su vez recibió de la Federación con el Fideicomiso Caleta Xel Há y del Caribe (Fidecaribe). 

Hendricks dio los primeros pasos del despojo de terrenos públicos de alta plusvalía, pero quienes se refocilaron bonito en este esquema de saqueo patrimonial fueron Félix González Canto y Roberto Borge Angulo, que llevaron a niveles de delirio la posesión masiva de terrenos, tanto, que ahora tienen empresas inmobiliarias.

Carlos Joaquín González no cantó mal las rancheras y salió “más cabrón que bonito” al grado que él fue quien acabó con lo que quedaba de las 39 mil 600 hectáreas de Fidecaribe. Hoy, la Agepro, no cuenta ni con medio metro de playa patrimonial. Entre Félix, Borge y Joaquín, se las acabaron. Bastaría con hacer una ligera investigación para conocer la ruta de los terrenos del Fidecaribe.

El despojo a particulares vulnerables

Pero como la corrupción es una adicción de los grupos en el poder, llegaron los niños verdes y se sublimaron en el despojo. Como ya se habían acabado los terrenos patrimoniales, comenzaron a despojar a propietarios de terrenos, casas y departamentos.

En esta transición “histórica”, El niño verde fue cómplice con Carlos Joaquín, quien también despojó a ejidatarios, mujeres y personas o familias vulnerables jurídicamente, con la participación de la familia Joaquín-Rejón, que se fueron locos de contentos con su cargamento a Canadá y Yucatán a disfrutar del botín.

Nueva generación de despojo

Entonces, los cárteles inmobiliarios por lo que son conocidos los panistas, encabezados por Jorge Romero Herrera y Marko Cortés Mendoza, diseñaron una nueva ingeniería de despojo, que sólo se puede hacer en los estados donde gobiernan. Las mafias desde el poder operan con un sistema que requiere la complicidad de diversas áreas de Gobierno: Registro Público de la Propiedad, notarios/as, Fiscalía General del Estado, jueces y magistrados/as, comisiones claves de los congresos como Hacienda y Justicia principalmente, y de las mismas Jugocopos.

Complicidad mata militancia

Hay casos en donde el factor de sucesión en un estado, se da más por la complicidad inmobiliaria y demás corrupción entre políticos, que traicionan a los candidatos de su propio partido, para favorecer al de oposición, porque les garantiza impunidad, no así el candidato de su propio partido, con quien muchas veces están enfrentados.

Tal es el caso en Yucatán, donde Rolando Zapata Bello (PRI) prefirió apoyar a Mauricio Vila Dosal (PAN) y, luego éste mismo, prefirió apoyar a Joaquín “Huacho” Díaz Mena (Morena), que a su correligionario Renán Barrera Concha (PAN), porque predominó en ambos casos el interés de la corrupción inmobiliaria.

Tanto Rolando Zapata como Mauricio Vila, están denunciados penalmente por encabezar sus respectivos cárteles inmobiliarios. Pero la 4T no alcanza a hacer justicia, porque tampoco canta mal las rancheras.

En esta nueva generación de enriquecimiento centenario ilícito a través de la política, los priistas fueron los maestros, pero los alumnos azules, verdes, amarillos y hasta guindas (veremos), terminan por superarlos. Usted tiene la última palabra.

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