En el corazón de la colonia Miguel Borge Martín, en Kantunilkín, un amor ha resistido el paso de seis décadas. Vicente Canul Balam, de 78 años, y María Teresa Balam Chimal, de 77, celebraron 60 años de matrimonio.
Ambos comparten una historia tejida con paciencia, sacrificio y un profundo compromiso tras construir una familia numerosa que hoy cuenta con 11 hijos y 99 nietos y bisnietos, a quienes consideran su mayor bendición.
Recuerdos de un Kantunilkín diferente
Mirando hacia el pasado, Vicente y María Teresa evocan una época distinta. Hace seis décadas, la vida en Kantunilkín era más sencilla y desafiante a la vez.
No existían los programas de planificación familiar, y la supervivencia dependía en gran medida del campo.
"Nunca faltó el alimento en la mesa", recuerda Vicente, destacando la abundancia natural de la región, donde jabalíes, venados, tepezcuintles y faisanes eran parte de la dieta cotidiana.
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Celebración de un legado
El amor y la perseverancia de esta pareja fueron honrados con una fiesta organizada por sus hijos, quienes resaltaron la importancia de su estabilidad familiar.
En una era donde la desintegración familiar es un problema creciente, Vicente y María Teresa lamentan el impacto de la drogadicción y el alcoholismo en las nuevas generaciones.
Su testimonio es una inspiración para la comunidad, un recordatorio de que la unidad y el respeto mutuo son la base de toda familia sólida.
Un patriarca para la comunidad
Más allá de su familia, Vicente es reconocido en la colonia Miguel Borge Martín como un líder comunitario.
Su esfuerzo fue clave para la gestión de los domos en la zona, contribuyendo al bienestar de sus vecinos.
Su amor por la tierra también se refleja en la celebración de San Isidro Labrador, patrono de los agricultores, cada 15 de mayo, una festividad que mantiene viva la tradición local.
Vicente y María, un amor inquebrantable
A sus 60 años de casados, Vicente y María Teresa son un testimonio viviente de que el amor verdadero no solo sobrevive al tiempo, sino que florece con él.
Su historia sigue inspirando a la comunidad de Kantunilkín, recordándonos que el amor y la familia son el refugio más fuerte en tiempos de adversidad.