Frente a los desafíos de la economía actual, una familia de Kantunilkín, municipio de Lázaro Cárdenas ha iniciado un inspirador proyecto que combina tradición, sostenibilidad y soberanía alimentaria: la crianza del cerdo pelón, una especie nativa de la Península de Yucatán.
Un regreso a las raíces: criar para consumir
Leandro Tah Tuz, productor local y encargado del centro de producción, comparte que esta iniciativa nace del deseo de recuperar las prácticas de autoconsumo que marcaron la vida en el campo durante generaciones.
“Tenemos que volver a lo de antes, a producir lo que comemos”, comenta. Recuerda que su padre, ya fallecido, nunca padeció enfermedades crónicas, gracias a una dieta basada en alimentos naturales y sin químicos.
En el patio de la familia, como en antaño, se crían gallinas, se cultiva la tierra y ahora, se impulsa la crianza del cerdo pelón, una raza porcina que alguna vez fue fundamental en la alimentación de la región, pero que ha caído en desuso.
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Cerdo pelón: símbolo de cultura y resistencia
Ubicado a cinco kilómetros al oriente del ejido de Kantunilkín, el pequeño centro de producción también forma parte de un entorno en el que se practica la ganadería tradicional.
Conscientes del valor simbólico y cultural de su iniciativa, la familia organizó una misa en honor a San Isidro Labrador, patrono de los agricultores, como agradecimiento por las cosechas y el trabajo del campo. La ceremonia fue oficiada por el párroco Diego Pat Cahum.
Preservación cultural y sostenibilidad alimentaria
Este proyecto no solo busca aportar al bienestar económico de la familia, sino también preservar el conocimiento ancestral del campo maya y rescatar especies animales en peligro de desaparecer.
El cerdo pelón representa una oportunidad para impulsar prácticas sostenibles, autosuficientes y profundamente conectadas con la identidad peninsular.