Quintana Roo, esa tierra hermosa y llena de vida que todos amamos, fue sacudida ayer por un acto brutal, cobarde y despreciable que nos duele a todos, una mujer fue agredida con ácido, un ataque cruel y que nos trae a la mente los casos terribles que aún sufren muchas mujeres en México entero.
Esta agresión no es un hecho aislado ni un simple incidente. No. Es la expresión más vil y extrema de la violencia de género que seguimos padeciendo. El ácido no sólo destruye la piel, sino que desgarra la dignidad, la identidad, y la esperanza de quien lo sufre.
Imagínense, un ser humano con la mente podrida, con el corazón negro de odio y violencia, que decidió atacar con ácido.
Es una tortura que marca el cuerpo y el alma. Y eso es inadmisible, inaceptable, injustificable.
La gobernadora Mara Lezama, con la fuerza y la claridad que le caracteriza, reaccionó con rapidez y firmeza. Ella dejó claro que no habrá impunidad, que el agresor, Jorge Alberto N, fue detenido y que la ley caerá con todo su peso sobre él.
Eso es justo y necesario, porque en Quintana Roo no podemos permitir que las mujeres vivan con miedo. No.
Este ataque no surgió de la nada. La Fiscalía General del Estado, dirigida por Raciel López Salazar, informó que el agresor acosaba a la víctima desde hace tiempo.
¿Cuántas mujeres sufren este tipo de acoso a diario sin que se les escuche o se actúe a tiempo? ¿Cuántas veces miramos para otro lado pensando que “no es asunto nuestro”? Eso, mis queridos lectores, es parte del problema.
Por ello, es importante que las familias quintanarroenses, vecinos, amigos, familiares, autoridades, estemos alertas y atentos para denunciar cualquier señal de violencia o acoso.
No podemos permitir que una conducta machista y criminal se normalice o quede impune. Debemos apoyar a las mujeres que denuncian, protegerlas y ofrecerles espacios seguros y justos.
También quiero reconocer y aplaudir el trabajo inmediato de las instituciones de salud que atendieron a la víctima con prontitud. Se nos informa que la Secretaría de las Mujeres que dirige Esther Burgos Jiménez, ofreció apoyo psicológico y acompañamiento legal a la víctima para que rindiera su declaración.
Por fortuna, no tuvo heridas graves y su estado de salud por el momento es estable, mientras sigue bajo observacion.
La gobernadora hizo una solicitud fuerte y clara a la Fiscalía: que la investigación sea exhaustiva, rápida y transparente. Que el agresor reciba el castigo que merece y que este terrible caso sirva para fortalecer las políticas públicas y las acciones concretas para prevenir y erradicar la violencia de género.
Por cierto:
Con sensibilidad, Vero Lezama presentó su Primer Informe al frente del DIF Quintana Roo, en el que destacó avances que transforman vidas y fortalecen familias. Desde rehabilitación de espacios, apoyos a personas vulnerables y programas para mujeres, hasta atención oportuna en emergencias, su gestión fue aplaudida por autoridades y las familias quintanarroenses.