En la pequeña comunidad de Kaua, en el estado mexicano de Yucatán, 10 restaurantes tradicionales cocinan el poc chuc, un guiso prehispánico a base de carne de puerco, que identifica al lugar al que los guías y visitantes han llamado “La ruta de las tías”, parte del camino gastronómico a las ruinas mexicanas de Chichen Itzá.

Ante esa oferta, miles de turistas que se trasladan desde Cancún, la Riviera Maya o Tulum a Chichen Itzá pasan por la carretera que conecta Valladolid con Kaua, una población dividida por la carretera federal Cancún-Mérida.

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De lunes a viernes es muy tranquila, pero los fines de semana, en temporada vacacional, todo se transforma.

 

En menos de 6 kilómetros de longitud, que es lo que tiene el pueblo de Kaua de extremo a extremo, hay 10 restaurantes tradicionales donde el poc chuc es prácticamente el único platillo que se vende.

 

Largas filas donde la gente espera más de una hora para que se desocupe una mesa pueden verse afuera de los restaurantes que en su mayoría fueron habilitados en palapas familiares, con el fogón tradicional donde se preparan las tortillas hechas a mano y se ponen a tatemar los tomates, la cebolla y el chile habanero para la salsa.

 

Durante muchos años, la rivalidad entre las cocineras tradicionales las llevó a poner en sus restaurantes nombres como “La tía de Kaua”, “La verdadera tía de Kaua” y “La auténtica tía de Kaua”, pero es tanto el éxito que han tenido, que la misma gente que las visita empezó a llamar el lugar como “La ruta de las tías”.

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Esa rivalidad es ahora una gran oportunidad no solo para la gente de Kaua sino para muchas comunidades que vivían del autoconsumo y ahora son pequeños productores agropecuarios.

 

“Ellos (visitantes) no quieren otras comidas, mayormente el poc chuc es lo que piden”, dijo a Efe Leovigilda Canul Poot, una de las famosas tías de Kaua, que explica el motivo por el que solo venden un platillo.

 

A sus casi 80 años y de complexión menudita, mide 1,5 metros de estatura, la mujer sigue al frente de su cocina tradicional, ayuda a preparar más de 20 kilos de frijol, supervisa que el maíz con el que hacen las tortillas esté en su punto antes de pasar por el molino y da sus vueltas por la cocina donde se prepara el poc chuc, todo con fogón de leña.