En Kantunilkín prevalecen las costumbres.
Para surgir la agrupación contó con el apoyo del Consejo Supremo Maya de Lázaro Cárdenas, cuya cabecera es Kantunilkín. Credit: Especial

A poco más de tres años que iniciaron su sueño de consolidar una orquesta jaranera, ocho músicos, la mayoría todavía estudiantes de la cabecera municipal de Lázaro Cárdenas, Kantunilkín, lo han convertido en realidad. Su nombre es Tumben Kin, que significa un nuevo sol en maya.

Mariano Pech Aban, uno de los miembros de la agrupación, recordó que luego de percatarse de que los integrantes de la orquesta pionera, Yuntziles, son en su mayoría gente de la tercera edad, tomó la iniciativa de crear la suya, y empezó a reclutar a jóvenes.

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Fiestas en Kantunilkín

“Ellos ya son grandes y hay mucho recurso humano listo para preservar este tipo de trabajos, de tradiciones”, comentó.

Detalló que siempre estarán agradecidos con el Consejo Supremo Maya de ese municipio, ya que antes de conseguir sus propios instrumentos, fueron ellos quienes les prestaron parte del equipo necesario para iniciar sus prácticas, las cuales llevaban a cabo en la iglesia de la Inmaculada Concepción en Kantunilkín.

Eventos gratuitos

Afirmó que en la actualidad los han llamado a participar en fiestas tradicionales en Yucatán y al menos en Kantunilkín, durante las fiestas patronales actúan de manera gratuita, al ser la aportación que hacen a las tradiciones de su pueblo, de su gente.

El músico recordó que con el paso del tiempo tomaron la decisión de ir adquiriendo un equipo propio, sobre todo porque así les permitiría acudir a tocar en algunas de las festividades que se celebran en las comunidades de Lázaro Cárdenas.

Por último dijo que para ellos, el principal objetivo del proyecto es mantener esta tradición musical. 

Según los estudios, la jarana yucateca es un baile y una forma musical originarios de la Península de Yucatán.

Además, Jarana según el diccionario​ quiere decir jolgorio, bullicio, diversión ruidosa de la gente del pueblo.

En la época virreinal española, durante los siglos XVII y XVIII, en la Península de Yucatán, los españoles y los criollos solían decir despectivamente cuando empezaban las fiestas populares, “ya empezó la jarana”.

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