CHETUMAL, Q. Roo.ÔÇö El Antropólogo Margarito Molina, delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Quintana Roo, se comprometió a que el INAH velará por todos los vestigios arqueológicos de la zona que están en la ruta del Tren Maya.
Tenemos conocimiento de que en la zona hay lugares donde podría haber albarradas, adoratorios, plataformas o, incluso, algún templo. De hecho, entre Tulum y Puerto Morelos hay 37 sitios que podrían tener alguno de esos elementos arquitectónicos.
Al intervenir en el V Foro Académico-Legislativo sobre el Tren Maya, en el que se dieron cita científicos de diversas instituciones del sureste, representantes de los tres órdenes de gobierno y los enlaces del Tren Maya en la región, señaló que también es factible que en el tramo Cobá-Tulum el sistema LIDAR, que permite un reconocimiento aéreo de un terreno con sistema láser aerotransportado, arroje datos sobre monumentos arqueológicos no registrados.
La ciudadanía debe tener la certeza de que el INAH cuidará el patrimonio arqueológico con un equipo de profesionales y que hará las recomendaciones necesarias para que el trazo definitivo del tren no afecte sitios arqueológicos, indicó.
La Doctora Martha García, especialista en migraciones humanas del Ecosur, comentó que México está considerado un laboratorio mundial con relación a las movilidades humanas porque es un país de origen y retorno de migrantes y también un país de destino y tránsito. "Por todas esas complejidades, no somos cualquier frontera".
Francisco Rosado May, encargado de la oficina del INPI en Quintana Roo, aseguró que, si se garantiza el respeto a las comunidades, recursos naturales, tradiciones y a la cultura se pueden encontrar mecanismos de desarrollo sostenible que permitan la participación de las comunidades en el proyecto del Tren Maya.
"El proyecto del Tren Maya no es mal visto por las comunidades, siempre y cuando se entiendan y atiendan sus preocupaciones y propuestas", explicó.
Rosado May pidió que no sólo se haga una consulta a los pueblos indígenas, sino varias, incluso por comunidad, tanto en lengua maya como español. La información permitirá que las comunidades tengan elementos para ir a una macroconsulta previa, libre e informada.
Por su parte, Oswaldo Villalobos, Enlace Territorial del Tren Maya en Calakmul, aseguró que en el corazón del proyecto están las personas y que, a diferencia de los desarrollos turísticos pasados, ahora es necesario un modelo de desarrollo futuro más equilibrado.
"Quintana Roo atraviesa una situación sumamente compleja respecto a criminalidad, exclusión social e impactos negativos con respecto al cambio climático. Sin embargo, nadie más puede representar mejor la dualidad de las ventajas y virtudes del turismo y la disparidad entre la opulencia de los hoteles y la miseria de quienes trabajan en ellos".
Carlos Manterola, del Grupo Anima Efferus AC, habló sobre el impacto de la red de carreteras construida en la Península, que en las últimas décadas afectó de manera particular a los jaguares y explicó que con el Tren Maya se atenderá el impacto humano en esa especie mediante algoritmos y tecnología, como las "cámaras trampa" para ubicar ejemplares en la zona, y los pasos de fauna, obras que requieren mucho presupuesto, pero se deben hacer.
Cabe destacar que Fonatur-Tren Maya ha suscrito convenios con las instituciones y centros de los cinco estados del sureste que aportarán su conocimiento y experiencia en cada etapa de la obra. Todas estas acciones son coordinadas por una mesa científica encabezada por el Dr. Javier Velázquez Moctezuma, coordinador científico del Tren Maya.
Al respecto, el director de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons destacó que la inclusión de las instituciones científicas es parte de una nueva política que impulsa Fonatur para incluir a la ciencia en la toma de decisiones, a fin de garantiza que el efecto de las obras de gran calado, como el Tren Maya, no vayan en detrimento ni de las comunidades, ni del medio ambiente.
"Estamos hablando de cosas muy serias, que trascienden a las generaciones, a nuestros propios hijos y nietos. En consecuencia, debemos tener aliada a la ciencia, a la academia, para que sea vigilante".
Jiménez Pons comentó que, en el caso de un desarrollo ferroviario, el horizonte de planeación es de hasta 100 años y que para que un desarrollo sea sustentable se deben considerar cuatro factores: el factor económico, el ambiental, el social y el cultural.
En ese mismo sentido, el Dr. Javier Velázquez Moctezuma aplaudió la iniciativa del Colegio de la Frontera Sur, del Foro Legislativo y el empeño del diputado Raúl Bonifaz, presidente de la Comisión de la Frontera Sur en la Cámara de Diputados, por involucrar a la academia y ambientalistas, en este proyecto, que está respaldado, como muy pocos, por la academia y el conocimiento científico.
"Es una demanda importante y ya de hace algunos años, que los grandes proyectos del país vayan acompañados de decisiones apegadas al conocimiento".
Por su parte, el diputado federal Raúl Bonifaz señaló que muy pronto estará listo un informe sobre los trabajos realizados por ambientalistas, ejidatarios, empresarios, academia y organizaciones sociales, mediante un programa nacional de desarrollo.
Con información de Infoqroo