Hay momentos en la historia de los pueblos en los que el rumbo parece desdibujarse, no por falta de oportunidades, sino por la ausencia de visión y de un grupo que verdad, con compromiso, arrope a quien es el líder, ya sea líder sea por designación, mandato o vocación.
Eso le ocurre hoy a Tulum, un municipio que fue joya del Caribe y que hoy parece caminar sin brújula. El alcalde Diego Castañón avanza solo, no todos los que lo rodean le son leales a él ni al municipio. Lo tienen encerrado en una especie de burbuja desentendido de la inercia de Quintana Roo, como si el destino de su municipio estuviera desconectado del proyecto que encabeza Mara Lezama, la primera gobernadora que ha logrado poner orden, atraer inversión y fortalecer la imagen del estado... Y Tulum no ha sido la excepción.
Tulum no puede ser isla dentro del mismo mar. El error de Castañón no está en su juventud, sino en quizás escuchar a quienes no deba. Alrededor de él hay personajes que por propias declaraciones van en contra de lo que la 4T ha diseñado para el municipio.
Esos personajes no le dan el panorama real ni le presentan la verdadera dimensión del asunto. No, lo engañan y le maquillan el escenario.
Son aduladores que fabrican y aplauden cada acción aunque esta vaya en contra del municipio y de su gente. Esos que confunden el servicio público con la vanidad, el autoelogio y solo ven por ellos, sin importar el daño que están causando.
Lo que vive Tulum hoy —la caída del turismo, las playas no llenas como es costumbre, los hoteles a menos que a medias, la desconfianza del visitante— no es una crisis natural.
Quien ama su tierra sufre con su decadencia. Y quien piensa como un nativo sabe que el destino de Quintana Roo es colectivo, no personal o de grupos.
El presidente municipal tiene la gran oportunidad de asumir una responsabilidad histórica frente a la naturaleza, el turismo y la comunidad que sostiene la economía de toda la Riviera Maya.
Pero sería injusto no reconocer que el alcalde tiene una virtud poco común en estos tiempos: escucha. Escucha cuando alguien le habla sin intereses, cuando la voz proviene del amor genuino por Quintana Roo. Y ahí hay esperanza. Si Diego Castañón deja de oír a los que lo mal rodean, si mira a los ojos a su pueblo y toma la mano de la gobernadora, aún puede rescatar algo del naufragio.
La gobernadora ha demostrado temple, liderazgo y visión de Estado. No gobierna con caprichos ni improvisaciones. Lo hace con una claridad que trasciende las fronteras municipales. De ella, Castañón podría aprender mucho: orden, planeación y cercanía con la gente. Porque Mara Lezama no llegó al poder por herencia, sino por mérito. Entendió desde el primer día que gobernar Quintana Roo es servirle a su gente, no servirse de ella.
Tulum necesita urgentemente recuperar la sensatez. No basta con abrir playas sin sentido ni anunciar medidas populistas que maquillan la crisis. El turismo no regresa con discursos vacíos, sino con confianza, limpieza, orden y humildad. Gobernar un destino como Tulum exige visión de futuro, amor por la tierra y respeto por quienes la habitan.
Diego Castañón está a tiempo. A tiempo de corregir, de escuchar a los verdaderos tulumnenses, de limpiar su gabinete de oportunistas y de asumir su papel con dignidad. Todavía puede dejar de ser una anécdota para convertirse en un referente de cambio y pasar a la historia del municipio.
Porque si no lo hace, si sigue escuchando a los que sólo buscan enriquecerse, la historia lo recordará no como un joven con potencial, sino como el alcalde que dejó caer el paraíso.
Y en los anales del tiempo político, los que destruyen lo que se les confió no tienen monumentos… solo olvido.
Saque final: En Acción Nacional ya destaparon a Mayuli Martínez por la gubernatura. Aquí aplica la de no por salir primero llegarán primero. Mayuli no sería mala candidata pero simple y sencillamente el PAN no tiene con qué competirle a la 4T. Nos leemos la próxima semana. Siganme en Instagram: espinosa_paco y les invito a ver el noticiero Enlace SQCS, Segunda Emisión, de lunes a viernes a las 2 de la tarde.