Tulum volvió a estar en boca de todos, pero esta vez no por sus paisajes de ensueño ni por sus playas turquesa. En las últimas semanas, el paraíso parecía resquebrajarse: ocupación hotelera en caída libre y otros puntos que han sido eficientemente atendidos por la gobernadora Mara Lezama.
Pero donde algunos vieron caos, el gobierno vio oportunidad. Y reaccionó. Con la contundencia que pocas veces se observa cuando las instituciones trabajan unidas, las tres mujeres más influyentes del país en materia de gobernanza y turismo —la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo; la Gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama; y la Secretaria de Turismo Federal, Josefina Rodríguez Zamora— decidieron tomar el control de la situación. La respuesta fue inmediata, coordinada y con rumbo claro: hacer que Tulum vuelva a brillar.
En cuestión de días se formaron mesas interinstitucionales con los tres niveles de gobierno, empresarios, hoteleros, restauranteros, artesanos y prestadores de servicios. Desde la Federación, la Secretaría de Turismo activó reuniones semanales de seguimiento en el propio municipio, algo inédito en la historia reciente. Ya no se trataba de discursos, sino de acciones puntuales: ordenar los accesos a las playas, rehabilitar infraestructura, limpiar los espacios naturales y transparentar los cobros que, durante años, desalentaron a los visitantes.
En paralelo, la Gobernadora Mara Lezama asumió el liderazgo político y moral del proceso. No lo hizo desde la comodidad de una oficina, sino recorriendo el terreno, como siempre lo hace, escuchando a los habitantes, caminando por los mismos espacios que los turistas encontraron vacíos. Junto con la Secretaria de Turismo federal visitó el Parque Nacional del Jaguar, donde se delineó un nuevo plan de manejo y conservación que conjuga naturaleza, desarrollo y bienestar social. La gobernadora lo dijo sin rodeos: “Esta estrategia busca recuperar la confianza de los visitantes nacionales e internacionales”. Y lo está logrando.
Mara Lezama tendió la mano a todos los actores, incluyendo al alcalde Diego Castañón, con quien acordó mecanismos para abrir las playas y recuperar el espíritu original de Tulum: un lugar libre, hospitalario y seguro. No se trata de protagonismos, sino de coordinación. Y en eso, la gobernadora ha demostrado una capacidad que hoy la posiciona como una de las figuras más sólidas del sureste mexicano.
Por su parte, Josefina Rodríguez Zamora, desde la Secretaría de Turismo federal, ha mostrado oficio y visión. En pocos días gestionó campañas de promoción nacional e internacional, estableció canales de comunicación directa con hoteleros y empresarios, y aseguró que se reactivará la conectividad aérea y comercial del destino. La secretaria entiende que el turismo no se rescata con discursos ni con fotos, sino con resultados visibles y experiencias positivas para el visitante.
Diego Castañón no se quedó atrás, participó en las mesas de trabajo, atendió a los prestadores de servicios y, sobre todo, los escuchó.
Desde la Ciudad de México, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha dado seguimiento puntual a la crisis. Su instrucción fue clara: respaldar todas las acciones para proteger la economía de Quintana Roo y garantizar que Tulum siga siendo una joya del turismo mexicano. No fue un acto de control, sino de corresponsabilidad. Con su liderazgo sereno, la Presidenta envió un mensaje de confianza: el gobierno federal está presente, las soluciones están en marcha y el trabajo en equipo es la clave.
Hoy, los resultados comienzan a sentirse: se retomó la promoción de Tulum en mercados internacionales, se garantizó el libre acceso a playas públicas y se establecieron compromisos claros para mejorar los servicios básicos. Las autoridades no esperaron a que el escándalo creciera: reaccionaron a tiempo.
La lección es clara: cuando los gobiernos escuchan, actúan y coordinan esfuerzos, las crisis se transforman en oportunidades. Tulum está herido, sí, pero no está derrotado. Lo que ocurre hoy es una demostración de voluntad política y de amor por Quintana Roo.
Bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum Pardo, acompañada de una gobernadora cercana a la gente como Mara Lezama y una secretaria comprometida con la excelencia turística como Josefina Rodríguez Zamora, el Caribe mexicano tiene rumbo. El objetivo está claro: que Tulum vuelva a ser ese faro que enamora al mundo, ese símbolo de equilibrio entre naturaleza y desarrollo.
Y lo mejor de todo es que ya no se habla de promesas, sino de hechos.
Tulum se levanta. Porque cuando hay manos a la obra, los destinos —como los pueblos— siempre renacen.
Saque final: Este jueves el senador Eugenio Segura rendirá su informe de actividades. Nos leemos la próxima semana. Siganme en Instagram: espinosa_paco y les invito a ver el noticiero Enlace SQCS, Segunda Emisión, de lunes a viernes a las 2 de la tarde.