Microbialitos de Bacalar, deteriorados por turismo

El aumento de la presencia de Nitrógeno y Amonio en la Laguna de Bacalar, a causa del turismo masivo, tiraderos clandestinos y vertimiento de aguas residuales, ha provocado un deterioro en los microbialitos del ecosistema, los organismos vivos más antiguos del planeta, advirtió Alfredo Yañez, investigador del Ecosur.

En los últimos años Alfredo, no ha estudiado casi otra cosa que no tenga que ver con los arrecifes de microbios de la Laguna de Bacalar, los máximos sobrevivientes del planeta.

Solo gracias a la tecnología más reciente, tras un novedoso análisis de secuenciación masiva, Alfredo ha podido descifrar su estructura y composición.

Vistos en microscopio se puede ver toda una comunidad de organismos unicelulares que interactúan entre sí hasta formar los llamados microbialitos.

Con el tiempo estos organismos se fosilizan hasta formar estructuras sólidas verticales que crecen apenas un centímetro por año desde hace milenios.

Hay pocos sitios en el mundo con estas estructuras.

Bacalar es uno de ellos y, además, cuenta con las más extensas del país, de unos 10 kilómetros.

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Microbialitos de Bacalar, deteriorados por turismo

Por mucho empeño que Alfredo ponga en difundir la importancia ecológica de estos organismos, por mucho que el joven científico repita que fueron los primeros oxigenadores de la atmósfera, por mucho que se diga que son seres milenarios que mantienen su línea evolutiva y que constituyen una de las pocas evidencias de ciclos biogeoquímicos antiguos; por más que enfatice en que son aliados en el combate al cambio climático por ser fijadores de ingentes cantidades de carbono, lo más probable es que la gente no deje de referirse a ellos como “esas rocas de ahí”.

Y tampoco tienen mucha culpa.

El único letrero explicativo a lo largo de los más de 40 kilómetros de extensión de la laguna de que aquello no son simples piedras fue elaborado por una vecina preocupada por su deterioro.

Las instancias del gobierno han hecho poco menos. Por ello no extrañan las fotografías que pululan por redes sociales de turistas montados en ellos o las noticias sobre embarcaciones encalladas.

La comunidad de microbios se siente agusto cuando nadie las molesta y cuando hay pocos nutrientes en el agua, pero últimamente el equilibrio se ha roto, advierte Alfredo.

“El trabajo que hicimos va justo por ahí: las comunidades bacterianas son muy sensibles a los cambios del ambiente. Estudiamos dos características, la estructura y la composición, es decir, cómo están acomodadas y quienes están ahí”, dice el especialista.

Ricardo Hernández

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