La última farmacia de José María Morelos que opera con capital local está a punto de cerrar sus puertas, cede ante las cadenas farmacéuticas que ofrecen mejores precios
Hace casi dos décadas Samuel Quiñónez, regresó a su terruño para emprender un negocio propio, con los conocimientos suficientes y el capital que traía, instaló la primera farmacia que operó en modalidad 24 horas.
Su don de gente y su dominio del idioma maya le permitieron granjearse la amistad y preferencia de la clientela, en especial, de las comunidades rurales.
“Ah sí, esa es mi ventaja, porque les explico, a veces traen su receta, lo busco en mis libros que cómo se toma y todo, y se los explico en maya, a veces sí, muchos de mis clientes son de comunidades”, dijo.
Mayor regulación y control en el expendio de fármacos, también influyó en la disminución de sus ventas.
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Pequeños negocios cierran en José María Morelos por inflación.
“Cambiaron mucho también desaparecieron muchas distribuidoras, como la que yo tenía, casa SABA, y hubo más restricciones, de hecho, por la modalidad de que antes se automedica mucha gente, de hecho, eso es malo, pero así estaban acostumbrados”, dijo.
Así, al paso de los años, tras el arribo de sucursales de cadenas farmacéuticas, este emprendedor ya considera la opción de “bajar cortinas”.
“Pero, pues ya no podemos pelear con ellos, tienen mejores precios, ellos compran por mayoreo y yo no puedo competir con ellos, de hecho, tengo la intención de… ya dejar de… cambiar de giro”, dijo.
Puntualizó, a la fecha persevera con su mini farmacia, y es que su clientela es particular, sobre todo, familias de escasos recursos económicos que con frecuencia le piden les venda las medicinas en parcialidades, pues en ocasiones requieren medicamentos caros que no pueden solventar en una sola exhibición.
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