A fin de que se pueda institucionalizar la atención brindada a migrantes en el albergue de Puerto Aventuras, así como concretar convenios de colaboración con agencias internacionales, la regidora del Ayuntamiento de Solidaridad, Valentina Álvarez, hizo un llamado urgente para aprobar su reglamento de operación.
“Este tema, desde que tomamos protesta, he estado empujando a que se firmen convenios de colaboración con instancias internacionales como lo es la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)”, comentó Álvarez.
Sin embargo, el convenio no ha podido prosperar ni incentivar nuevos debido a la falta del reglamento.
Otro de los convenios que se buscaba era con la Acnur, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados, no obstante, esta les solicitaba al Ayuntamiento contar con todo en regla, incluido el ordenamiento de gobierno interior del albergue, para concretarlo.
Ante la falta, tampoco se pudo concretar la colaboración.
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Urgen por reglamento para albergue en Solidaridad
Con ello se ha perdido la posibilidad de capacitaciones en temas de migración y derechos humanos, apoyos en especie y participación en programas de integración a México.
“Hemos estado trabajando en el reglamento y en las normas de operatividad del albergue. También he dicho que, independientemente de lo que consigamos con agencias internacionales, nosotros como gobierno tenemos que ver por el albergue”, dijo.
La Unidad de Atención al Migrante de Solidaridad, ubicada en Playa del Carmen enfrenta retos institucionales.
De inicio, las facultades y obligaciones del personal de la Unidad se describen en apenas 10 breves fracciones, establecidas en el Reglamento orgánico de la Administración Pública del municipio de Solidaridad, que resultan bastante generales, según reconoce en entrevista Leticia Chaverry Pérez, titular del organismo.
Antes de ser albergue, el espacio se usaba para atender a personas con problemas de adicción. Ahora, los espacios se volvieron cuartos y se instalaron algunas camas, una cocina y comedor con mesas de plástico plegables y poco más. No hay personal que ofrezca servicios médicos, psicológicos o de traducción; no hay espacios divididos para hombres, mujeres y familias; tampoco protocolos de seguridad. Y sin embargo, opera.
La Unidad, vale destacar, cuenta con un presupuesto limitado, de 800 mil pesos, según Chaverry. Y la mitad del recurso se va tan solo en el salario de la Jefa de la Unidad –pues gana 33 mil 856 pesos al mes, según datos de la Dirección de Recursos Humanos.
Con información de: 24 Horas Nacional
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