Estados Unidos comenzó a aplicar ayer martes la Ley de Microchips y Ciencia (CHIPS and Science Act) para tomar la delantera en la producción de semiconductores, imponiendo que las empresas nacionales y extranjeras subsidiadas no podrán invertir en China y Rusia.

El objetivo de Washington es recuperar una posición dominante en esta industria estratégica, concentrada principalmente en Asia, especialmente en China.

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Para ganar espacio, Estados Unidos ofrece subsidios astronómicos: casi 40 mil millones de dólares (unos 208 mil 900 millones de reales) para “construir, ampliar y modernizar” las herramientas industriales necesarias, informó el Departamento de Comercio en una nota.

“Es esencialmente una iniciativa a favor de nuestra seguridad nacional”, insistió la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, en entrevista telefónica con la prensa.

Según Raimondo, el objetivo es lograr que Estados Unidos sea el único país donde estén ubicadas todas las empresas capaces de producir chips de última generación a gran escala.

Sin embargo, la ley condiciona los subsidios a varios criterios. Los beneficiarios no podrán, por ejemplo, realizar nuevas inversiones en “países de interés” durante diez años. Entre ellos destaca China, principal socio comercial de muchos países latinoamericanos, así como Rusia, Corea del Norte e Irán.

Si estas empresas “no responden a nuestras expectativas en materia de seguridad nacional, no apoyaremos sus proyectos”, insistió Raimondo. “Tendrán que respetar las normas de control de exportaciones”.

Estas reglas afectan actualmente a varias empresas chinas, incluido el gigante de las telecomunicaciones Huawei. Estados Unidos controla estrictamente las exportaciones de semiconductores a Beijing y, en algunos casos, las prohíbe.

El plan no solo tiene como objetivo transformar a Estados Unidos en un centro de producción de semiconductores, sino que también brinda beneficios para los empleados de estas empresas.

Entre las medidas impuestas a las empresas subvencionadas, la ley prevé el pago de impuestos por eventuales superbeneficios, la capacitación de los empleados y la institución de guarderías.

“Necesitamos aumentar la mano de obra en este sector” y la falta de cuidado infantil impide que muchas personas trabajen en esta industria, explicó Raimondo.

Aprobada a finales de julio, la ley de chips prevé un total de 52 mil millones de dólares (unos 271 mil 600 millones de reales) para relanzar la producción de semiconductores, gracias principalmente a la implantación de centros de producción en muchos estados americanos.

Varios grupos como American Micron, AMD y Nvidia han anunciado importantes inversiones en este sector.

El líder mundial, la taiwanesa TSMC, construirá una fábrica en Arizona (oeste), por una inversión total de 40 mil millones de dólares (unos 210 mil millones de reales).