Sureste Mexicano, inmune al desabasto de gasolina
Sureste Mexicano, inmune al desabasto de gasolina

Por Ricardo Hernández

Cancún.- El desabasto de gasolina que imperó en la región del Bajío, no llegó al sureste mexicano debido a que la gasolina se surte a esta región a través de buques y no por ductos, como en el centro de México.

A principios de enero, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el combate frontal al huachicoleo, o a la extracción y venta ilegal de combustible, problema que se concentraba en el denominado “triángulo rojo”, ubicado entre Puebla y Guanajuato.

Se trata de una compleja y amplia red delictiva que inmiscuye a pobladores, ejecutivos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y diversos funcionarios, así como a la Policía y al Ejército que solapaban y procuraban a los delincuentes.

Así pues, López Obrador decidió “cerrar” los ductos en lo que se implementaba el programa contra el “huachicoleo”, lo que generó un desabasto en el centro del país.

En Guanajuato, 80% de las gasolineras no contaba con material; la Ciudad de México y Puebla fueron otras de las entidades afectadas y en las que se veían filas kilométricas de clientes en busca de rellenar los tanques de sus autotransportes.

Para colmar el desabasto, se destinaron decenas de pipas para trasladar el combustible, sin embargo, éstas tardaron en llegar a sus destinos y el problema continuó. En días recientes, el abasto ha mejorado aunque no se ha normalizado.

Todo ello ocurrió sin que la Península de Yucatán resultara afectada, pues ésta no se abastece mediante ductos.

RED ENERGÉTICA

La red de ductos que tiene Pemex desplegados por todo el territorio nacional es de una longitud operativa superior a los 17 mil kilómetros, comprendida por 48 oleoductos, 78 gaseoductos, 11 gasolinoductos y 4 oleogasoductos, y con la cual se transporta hidrocarburos, petrolíferos y petroquímicos.

Entre los productos transportados por ductos, figuran: crudo, crudo ligero, gasolinas, diésel, gas, gas húmedo sin procesar, gas licuado de petróleo, gas natural, gasóleo, condensados o naftas y petroquímicos.

Además del ducto, hay tres maneras diferentes de hacer llegar el combustible a cada recóndito del país: mediante carro, auto o buque.

Aunque la red de ductos es amplia, la geografía serrana tan particular de México, la gran extensión del territorio mexicano y el desinterés en los últimos gobiernos de ampliarla, ocasionaron que éstos no alcancen todos los estados. En otros casos, resulta más eficiente trasladarlo por mar, como es el caso de la península de Yucatán, donde se opta por cargamentos de combustible transportados por buques.

“Nuestra flota está conformada por 16 buques tanque de nueva generación, con una estructura de doble casco reforzado integrando sistemas para el control, supervisión y prevención de descargas de aguas oleosas”, explica la paraestatal en su sitio web oficial.

“Todos estos navíos cumplen con los requerimientos del Índice de Diseño de Eficiencia Energética (EEDI), lo cual se traduce en mejoras para la navegación, incremento de la velocidad, ahorro de combustible, reducción de gastos de operación y, por ende, costos más competitivos para la generación de valor económico a nuestros socios comerciales”, detalla.

Al sureste del país, el cargamento llega desde Veracruz, desde el trágicamente famoso Complejo Petroquímico Pajaritos, enquistado en Coatzacoalcos, donde en 2016 explotó una de sus plantas; lo que dejó como saldo tres muertos y decenas de heridos.

Los buques que zarpan de Coatzacoalcos, arriban a Progreso, Yucatán, ahí se almacena y distribuye por tierra hacia diversos puntos de la península, incluido Quintana Roo.

El puerto de Progreso se trata de una Terminal de Residencia de Operación y Servicios Portuarios. Con este sistema se logra abastecer los 38 mil barriles de combustibles diarios que consumen en conjunto, Yucatán y Quintana Roo.

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