El BMW Serie 3 no sólo llega con tecnología como asistente de voz y una parrilla cuya apertura se regula para mejorar la aerodinámica del vehículo. También tiene el sello de Hecho en México, al ser el auto que se fabrica en la recientemente inaugurada de San Luis Potosí.

A sus espaldas carga con la tradición de 44 años de historia y más de 15 millones de unidades vendidas en el mundo. Ahora, la séptima generación del BMW Serie 3 está aquí, a un costado de la imponente recta del Autódromo Hermanos Rodríguez.

Y no sólo es uno, sino 24 ejemplares que fueron de las primeras unidades en salir de la nueva planta de BMW en San Luis Potosí. Estáticas y con el motor apagado, se ven imponentes y majestuosas.

La parrilla de doble riñón es más amplia que la de la generación anterior e incorpora ventilas que regulan su apertura para mejorar la aerodinámica. El cofre también estrena un aspecto musculoso que refleja la luz de formas distintas según el ángulo desde el que se lo mire.

Y estoy a punto de dar tres vueltas a los poco más de 4 kilómetros del Autódromo. Me colocó detrás del grueso volante con recubrimiento de piel, distintivo de los BMW, activo el modo deportivo y salgo de la zona de pits.

Desde bajas revoluciones, el 4 cilindros empuja con ímpetu, pero, cuando entramos al circuito y llevo el acelerador a fondo, el tacómetro se estira hasta las 6 mil 500 revoluciones por minuto antes de que la transmisión realice el cambio.

Con sus 258 caballos de potencia, el motor lleva al auto de 0 a 100 en 5.8 segundos, así que pronto llego a la primera curva. Los frenos son ligeramente rígidos y la respuesta del volante es inmediata, precisa.

Con información de Reforma

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