Enrique Campos
Enrique Campos

Los numeritos
Por: Enrique Campos
Twitter: @campossuarez

En estos momentos en que prácticamente el mundo entero está confinado para salvar la vida, circulan en las redes sociales mensajes llenos de optimismo sobre cómo, una vez que superemos la emergencia sanitaria, los seres humanos habremos de sacar lo mejor de nosotros para tener un mejor comportamiento con otras personas y con otras especies.

La verdad es que esos mensajes inspiradores se topan de frente con una serie de evidencias de que es difícil que haya cambios en el comportamiento de muchos seres humanos.

Claro, algunos están guardados, y por eso no pueden mostrar esas actitudes negativas. Pero otros no respetan el confinamiento para mostrar, por ejemplo, en México, esa animadversión hacia los trabajadores sanitarios que arriesgan sus propias vidas para salvar a otros.

Pero hay evidencias más contundentes de que no hay pandemia que sirva para cambiar los más aberrantes comportamientos.

Ahí está el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con la mira puesta en su proceso de reelección más que en cómo procurar el menor daño posible para su población.

El adelanto del proceso de desconfinamiento puede acabar en un rebote de casos en Estados Unidos que cueste más vidas humanas. Todo en el nombre de reactivar la economía, todo en nombre de poder llegar a tiempo a la fecha de las elecciones presidenciales con una sensación de recuperación.

Pero hay algo más, estos populistas necesitan enemigos visibles ante los ojos de sus simpatizantes para generar tensión y con ello cohesión. Vaya que sabemos de eso: los conservadores, los neoliberales, los analistas de mala fe y demás enemigos imaginarios en la política local.

Pero en el caso de Estados Unidos, los demócratas ya no alcanzan porque simplemente en este momento sí son contrincantes reales. Así que el presidente Trump regresa a su pleito donde lo dejó antes de la pandemia y se pone los guantes frente a China.

Solo que ahora abandona temporalmente los temas comerciales y se enfoca en una peligrosa acusación del origen de la pandemia del SARS-CoV-2.

Es un hecho, la pandemia de la Covid-19 inició en China, pero hasta ahora la versión más creíble habla del traspaso animal a los humanos por malos hábitos de ciertas poblaciones de ese país asiático, pero no de una fuga, intencional o accidental, de un virus de un laboratorio chino.

A pesar de que es una de las tantas hipótesis que existen, no hay los elementos para probar con total certeza que así ocurrió como lo sostiene Donald Trump y su Gobierno.

Esto provoca una tensión creciente entre las dos potencias que se traslada a las preocupaciones de los mercados que ven como con esto se aleja la posibilidad de una recuperación económica en un mediano plazo.

Pero Trump quiere votos de esa base que adora el conflicto y los blancos y negros. De los que se alimentan de héroes y villanos y que pueden encontrar en el republicano a un súper héroe. Sobre todo, cuando los demócratas podrán tener un candidato con las credenciales necesarias para ser Presidente, pero definitivamente sin esos arrestos y habilidades polarizantes del actual Presidente.

Trump no se ve que quiera un mundo mejor, lo que quiere es mantener el poder a cualquier costo.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.