Entre dolor y cólera, miles de libaneses se congregaron ayer en el centro de Beirut, en el primer aniversario de la explosión que hizo estragos en el puerto y parte de la capital, cuando arreciaban las duras críticas a la impunidad de los dirigentes en esta tragedia.
La jornada de duelo y de conmemoración se vio empañada por la violencia, y los enfrentamientos entre policías y manifestantes dejaron decenas de heridos en la zona del Parlamento, difundió la Cruz Roja libanesa.
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La tarde del 4 de agosto de 2020 estalló una carga de fertilizante de nitrato de amonio mal almacenado en el puerto de Beirut y dejó gran parte de la ciudad como zona de guerra.
Al menos 214 personas murieron en la tragedia, una de las mayores explosiones no nucleares de la historia, que destruyó barrios enteros de la capital libanesa.
That’s a sea of people demanding accountability for the #BeirutBlast pic.twitter.com/GQuNkkNwZG
— Timour Azhari (@timourazhari) August 4, 2021
Trabajadores portuarios quedaron sepultados bajo silos de grano destruidos, mientras los bomberos que combatían un incendio ocurrido antes de la explosión fallecieron pulverizados.
Transeúntes murieron aplastados y personas que resultaron laceradas con los trozos de vidrio disparados por el impacto murieron desangradas en sus casas.
Este miércoles por la tarde, numerosas personas se dirigieron hacia el sector del puerto para rendir homenaje a las víctimas y reclamar justicia.
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Las autoridades decretaron un día de luto oficial pero ningún responsable participó en la conmemoración
organizada sobre todo por los familiares de las víctimas, grupos de activistas, organizaciones de la sociedad civil y partidos de la oposición.
En el barrio de Karantina, cerca del puerto, los familiares de diez bomberos que murieron en la explosión se dieron cita en la estación de bomberos.
Varias mujeres vestidas de negro llevaban consigo las fotos de sus familiares fallecidos, y otras portaban flores blancas.
En las calles aledañas, de varios edificios visiblemente dañados por la explosión, colgaban banderas libanesas y pancartas. “Rehenes de un Estado asesino”, rezaba una de ellas.
“Dónde está la humanidad de un gobierno que estaba al tanto desde 2013” de que había nitrato de amonio almacenado en el puerto, declaró ante los manifestantes Paul Najjar, que perdió a su pequeña Alexandra en la explosión.
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