CARLOS RAMIREZ
La visita de la vicepresidenta Kamala Harris fue, así, un diálogo entre desiguales, pero con el detalle de que la Casa Blanca rebajó a México

Cada día se confirman las evidencias de que el principal problema social de Estados Unidos es el tráfico y consumo de drogas y no la migración que llega del extranjero.

Sin embargo, todos los presidentes estadounidenses -no solo Trump- culpan a México, centroamericanos y caribeños de dañar la estabilidad social.

Está circulando el Atlas de la seguridad y la defensa de México 2020, coordinado por Sergio Aguayo, Raúl Benítez Manaut, Juan Antonio Le Clercq, Gerardo Rodríguez Sánchez Lara y Keyla Vargas. Se puede acceder a través de los sitios www.casede.org y www.ibd.senado.gob.mx

Estados Unidos a México: se acabó la fiesta

El libro contiene 21 ensayos y un impresionante anexo estadístico de 205 páginas. Las perspectivas de abordamiento del tema de la seguridad y la defensa son variadas, más plurales y abiertas y abarcan todas las perspectivas del problema del narcotráfico.

Aquí tomaremos solo un pequeño ejemplo. El ensayo La crisis de opioides en Estados Unidos: la conexión con México, del investigador estadounidense Jonathan D. Rosen. El punto central se localiza en la estimación que hace el especialista Ray Walser: 90% de la cocaína consumida en Estados Unidos ingresa a través de México. Y agrega datos propios sobre el problema de la demanda para el consumo: “Es más probable una muerte por sobredosis accidental de opioides que un accidente automovilístico”.

En este sentido, Rosen señala que “los narcotraficantes en México han respondido a los crecientes niveles de demanda de opioides, pues son oportunistas y buscan diversificar sus fuentes de ingresos!. Ante el problema no atendido de la demanda, las restricciones al contrabando, la construcción de muros y las dificultades para la migración no resuelven la crisis porque Estados Unidos no quiere reconocer que tiene una sociedad consumidora.

 

Zona Zero

  • A propósito de la migración y las nuevas caravanas que avanzan hacia la frontera México-EU y la cifra de 1.2 millones de deportados que no pudieron entrar este año, de cifras desconocidas que sí ingresaron y de las masas que van a presionar su ingreso en los próximos días, el 8 de octubre el presidente Biden aprobó un memorándum para enfriar los ánimos: en el año 2022 solo se otorgarán visas de refugiados a 125 mil personas, entre ellas 15 mil latinoamericanos y caribeños. No hay lugar, pues.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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