Urgen por atención a salud mental en Quintana Roo

Dení Álvarez-Icaza González, secretaria técnica del Comité Técnico para la Atención de la Salud Mental de la Comunidad de la UNAM, urgió ampliar la atención psiquiátrica y de salud mental en Quintana Roo, pues resulta “insuficiente”.

En una entrevista, a propósito de su más reciente libro Salud Mental y Violencia Colectiva, coordinado con Juan Ramón de la Fuente, Álvarez-Icaza destacó la importancia del tratamiento mental en contextos conflictivos como el Caribe mexicano.

Citó como ejemplo las colonias más conflictivas de Cancún, como Villas Otoch, que de acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad Pública de Quintana Roo (SSP), es la localidad más violenta de todo el Carobe mexicano.

Este fraccionamiento tiene, incluso, más llamadas de emergencia al 911 que todo Yucatán.

La violencia que se vive aquí se traduce en delitos como robo en sus diferentes modalidades, desaparición de personas, homicidio, crímenes de odio, pandillerismo, feminicidio, entre otros.

En estos sitios, comenta la especialista, se vive una violencia colectiva que genera impactos importantes a la salud mental.

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Urgen por atención a salud mental en Quintana Roo

“Podemos hablar que hay violencia colectiva cuando hay entidades o grupos definidos de la delincuencia que combaten entre ellos o ejercen violencia hacia grupos civiles para tener un control del territorio político y social, entonces, cuando tienes ese fenómeno, se puede hablar de violencia colectiva, con un objetivo de ganancia económica también”, define.

Vivir en estos contextos de violencia permanente, genera angustia, ansiedad, un estado de hipervigilancia, además de generar desconfianza y aislamiento, que merman la participación comunitaria.

“Las consecuencias psicosociales que se viven en estos ambientes son parecidas a las de la guerra. Tiene que ver con la destrucción de las redes sociales, de la pérdida del lugar, que tiene que ver con la pérdida de confianza en las autoridades y las instituciones de Seguridad”, comenta.

Para atender estas patologías, síntomas o transtornos mentales derivado de lo que generan estos contextos conflictivos es necesario ampliar el servicio público.

“En un escenario ideal tendrías que tener un sistema de atención a la salud mental comunitario, que haya centros de atención cerca de estos lugares. También que los médicos, psicólogos, enfermeros, estén capacitados para tener las herramientas mínimas básicas para detectar a personas que tengan algún transtorno mental que requiera atención. Y si son síntomas, que se atiendan por ellos. En caso de que sean agudos, que se canalice a un psiquiatra”, comentó.

En ese sentido, también hace falta, comentó, ampliar la disponibilidad de psiquiatras en la entidad, pues no son suficientes.

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