De ser una comunidad meramente chiclera décadas atrás, en Kantunilkín ya no existen personas que se dediquen a esta actividad, ya que la tala furtiva y los incendios forestales han contribuido para agotar los árboles de chicozapote, de donde se extrae la resina para procesar el chicle, dijo Ceferino Cocom Ucán.
Advierten próximo fin de extracción del chicle
El que quizás es el único productor de chicle que queda en el municipio, añadió que, además, las pocas personas que tenían la habilidad de escalar un árbol de chicozapote de más de 15 metros de altura, son mayores y, en otros casos, han fallecido.
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Agregó que, en contraste, las nuevas generaciones no tienen interés por aprender esta actividad al considerarla extremadamente peligrosa.
Sin embargo, en este Municipio y a sus 72 años de edad, Ceferino Cocom Ucán escala los altos árboles de chicozapote para extraer la resina, pero por su edad, es poco lo que puede elaborar.
“Lo hago solo para mantenerme activo y no perder la costumbre para que los jóvenes conozcan este duro proceso”, dijo.
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Agregó que otro de los factores que contribuyeron a que la producción se extinga fue la tala inmoderada del árbol de chicozapote ya que, al ser madera dura, tiene un alto valor comercial para la edificación de palapas rústicas específicamente en Holbox, en donde hay mucha demanda por la actividad turística.
Solo recuerdos quedan de cómo se realizaba esta actividad, ya que, anteriormente, había campamentos chicleros, “pasábamos semanas en el monte para elaborar el chicle, cuando llegábamos, era para comercializar las barras del chicle.
“Teníamos dinero, pero ahora, la mano del hombre, los incendios forestales y los huracanes están acabando con la principal materia prima que es el árbol de chico zapote”, lamentó.
Con información de: 24 Horas Nacional
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