Después de una vida de trabajo, viene más jornadas laborales y es que las canas o la experiencia de décadas de labores, no alcanzan para seguir viviendo sin buscar un ingreso que les ofrezca la tranquilidad de un sustento diario. De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el estado son 11 mil personas de más de 65 años trabajan en un empleo formal, superados por quienes forman parte del grupo de quienes viven en la informalidad en el estado, un total de 33 mil 734.
Con el paso de los años, con una credencial del INAPAM ya no es importante y tampoco es fácil conseguir un empleo formal con prestaciones y Seguridad Social, sino contar con un ingreso diario para “comer frijolitos”.
Tal es el caso de Victorina López, de 68 años, quien labora como empacadora en un súper del mercado 23 y quien además de contar con la pensión del bienestar, trabaja medio día para conseguir cerca de 200 pesos en propinas por embolsar artículo, en una actividad que además de ayudarle con sus gastos, le hace sentir fuerte y activa.
“Soy sola y no tengo quien me mantenga, tengo un hijo de 44, pero ya está haciendo su hogar, yo vivo sola y tengo que buscar cómo comer”, dijo la entrevistada.
Asimismo, explicó que, como ella, hay muchas personas de su edad que durante su vida no contaron con un trabajo formal, con el que a estas alturas del partido pudieran tener una pensión para vivir de manera más holgada, aunque reconoce que se ayuda con la pensión del bienestar por parte del gobierno federal que recibe bimestralmente.
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“Yo vivo en mi casa, afortunadamente no pago renta, voy juntando para mi recibo de luz, del agua y con lo que me da el gobierno salgo adelante, en un día bueno puedo juntar hasta 200 pesos”, indicó.
En México, tres de cada 10 personas mayores de 65 años trabajan, aunque los motivos por los que permanecen en el mercado laboral a pesar de tener una edad para retirarse pueden ser distintos, en muchos casos necesitan más ingresos.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluacion de la Politica de Desarrollo Social (Coneval) hasta 2020, 63.5% de los adultos de 65 años y más que buscan empleo porque se encuentran en situación de pobreza. Inclusive, 44.6% de las personas mayores que tienen una actividad donde perciben un ingreso insuficiente para vivir, por lo que, aun con limitantes de salud o movilidad, buscan cubrir sus necesidades básicas.
Uno de los principales retos que enfrentan los adultos mayores al buscar trabajo es la preferencia de los centros de trabajo por contratar a jóvenes, que tienden a estar más capacitados en las habilidades educativas, tecnológicas y sociales
Otro elemento que agrava la vulnerabilidad de este segmento poblacional en el mercado laboral, particularmente en México, es la informalidad, lo que dificulta el acceso a pensiones contributivas y facilidades de cuentas de ahorro durante la vejez, por lo que tienen que depender económicamente de terceros o de pensiones gubernamentales para vivir.
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