Devoran menonitas la selva de Bacalar

La utilización desmedida de la tierra para fines agrícolas por parte de la comunidad menonita ha causado la devastación forestal de cerca de 60 mil hectáreas en Bacalar, reveló el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS).

Con base en el reporte, de 2011 a 2018 el impacto fue en 24 mil 534 hectáreas de selva; sin embargo, para 2013, se intensificó la problemática y la cifra fue más del doble. El punto crítico del daño al ecosistema es la localidad de Salamanca, donde la comunidad menonita practica la explotación agrícola.

Al respecto, José Daniel Barruch Lucero, exregidor municipal, explicó que hace unos 15 años, este grupo de personas se asentó en el territorio y desde entonces se han dedicado a la tala de la selva y al cultivo intensivo de semillas y soya, en ocasiones a base de variedades transgénicas, lo que impacta negativamente en la producción mielera.

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Devoran menonitas la selva de Bacalar

“Los menonitas en México trabajan un cultivo mecanizado, tienen que deforestar. Si bien ya hay un impacto, posiblemente veremos sus consecuencias en el futuro”.

DAÑOS COLATERALES

Esta desenfrenada actividad también impacta negativamente en otras actividades, como la apicultura, pues productores de miel reportan 30% de pérdida de las colonias de abejas, debido a la deforestación y el uso de agroquímicos.

“Vemos una baja en la producción de miel y en la densidad de las poblaciones de abejas, porque en ejidos como Salamanca, de 5 mil hectáreas, ya han talado toda la selva”, explicó.

De acuerdo con Barruch Lucero, este problema va más allá de la apicultura, ya que la ausencia de suficientes árboles en la zona provoca que los escurrimientos de agua hacia la Laguna de Bacalar sean más intensos, lo que podría arrastrar tierras rojas y negras que alterarían los característicos colores del fondo del cuerpo de agua, responsables de su denominación como ” Laguna de los Siete Colores”.

Especialistas también están preocupados por la posibilidad de que estos escurrimientos lleven consigo pesticidas y agroquímicos que se disuelvan en el cuerpo lacustre, lo que afectaría la cadena trófica y pondría en peligro la biodiversidad del ecosistema acuático, como sucedió en 2020, cuando la tormenta Cristóbal provocó inundaciones y escurrimientos que enturbiaron el agua de este cuerpo lacustre por cinco meses.

 

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