El gobierno británico anunció ayer un nuevo aplazamiento de los controles posteriores al Brexit, en particular sobre las importaciones de alimentos y productos frescos procedentes de la Unión Europea, formalidades que entrarán en vigor el próximo año y no a finales de octubre como estaba previsto inicialmente.

“Tras escuchar los puntos de vista del sector, el gobierno aceptó un plazo de tres meses” para la introducción de certificados sanitarios y fitosanitarios, “así como controles aduaneros completos” para determinadas mercancías procedentes de Irlanda del Norte, declaró el gobierno en un comunicado.

Los controles físicos “sobre los productos de origen animal, los vegetales, los productos vegetales y los alimentos de alto riesgo de origen no animal procedentes de la UE” se aplicarán en abril de 2024.

Posteriormente, en octubre de 2024 se aplicarán las “declaraciones de seguridad para las importaciones de la UE”, prosigue el comunicado.

El diario Financial Times informó la semana pasada que el ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, dio luz verde a un quinto aplazamiento en la materia, porque temía que los controles más rigurosos y otras formalidades provocaran un nuevo aumento de la inflación alimentaria.

Aunque el establecimiento de los nuevos controles sanitarios se retrasó en repetidas ocasiones, los exportadores británicos hacen frente a controles reforzados por parte de la UE.