Tulum vive un momento crucial. La gobernadora Mara Lezama Espinosa y la secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora, lo saben. Por eso, su reciente gira de trabajo no fue un paseo protocolario, fue una gira de trabajo de compromiso y de construcción de futuro.

Estuvieron frente a frente con hoteleros, taxistas, artesanas, comerciantes y prestadores de servicios; dialogaron sobre retos, sobre oportunidades, sobre la necesidad de que Tulum siga brillando no sólo en fotos de Instagram, sino en la vida real. Y no hablo de cifras ni de ocupación hotelera, aunque son importantes, sino del mensaje político que subyace: Tulum necesita corresponsabilidad, diálogo y acción conjunta de los tres niveles de Gobierno y del sector privado.

Durante la reunión con hoteleros, quedó claro que los accesos a la playa y al Parque del Jaguar no son un lujo, son un derecho ciudadano y un pilar del turismo sostenible.

En tiempos de campañas negativas y desinformación, estos gestos políticos son un mensaje contundente.

Tulum es un orgullo de México, merece respeto, protección y una estrategia clara para seguir siendo un destino de clase mundial.

Además, es donde nace el turismo comunitario, ese concepto que hasta hace pocos años parecía lejano, hoy es realidad palpable gracias al trabajo incansable de Mara Lezama y de toda la estructura de Sectur. No se trata de una moda pasajera, sino de una estrategia que rescata la historia viva de nuestro país, que pone en valor nuestras tradiciones, gastronomía y, sobre todo, a nuestra gente. Quintana Roo se ha convertido en ejemplo nacional e internacional con 76 comunidades mayas y más de 100 experiencias vivenciales que son muestra del compromiso con un turismo que enamora al visitante y fortalece el ingreso de quienes antes fueron olvidados.

La visita de Mara Lezama y Josefina Rodríguez es la reafirmación de que aquí se gobierna escuchando, planeando y haciendo.

Porque el turismo no es sólo números, es identidad, es historia, es gente y, sobre todo, es prosperidad compartida.