KARINA AGUILAR

En medio de la inflación más alta desde 2019, bloqueos carreteros, enfrentamientos entre cárteles y la aprobación de un paquete fiscal 2022 que incrementa costos de documentos oficiales e introduce a los mayores de 18 años al Servicio de Administración Tributaria; el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió sacar de la manga otra más de sus distracciones; ahora la víctima fue la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Hacia el final de la semana pasada, el primer mandatario decidió usar a La Máxima Casa de Estudios, para despresurizar las críticas que afectan a su proyecto e iniciar un falso debate, que no lleva a ningún lado y sólo genera ruido y distracción de lo verdaderamente importante que pasa en el país y que el Gobierno no atiende.

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Fueron dos días seguidos que López Obrador atacó -desde su púlpito mañanero- la ideología de la UNAM y de sus egresados.

Criticó que sus economistas callaron ante la política neoliberal y según el Presidente, los intelectuales de esa casa de estudios se dedicaron a legitimar la privatización y el expresidente, Carlos Salinas los cooptó a todos.

Para el titular del Ejecutivo federal, la UNAM se volvió individualista y perdió su esencia de formar cuadros; dice ello, porque esos cuadros no coinciden con su forma de pensar, dando cuenta, una vez más, de que: o están con él o están en su contra.

De inmediato la oposición y miles de universitarios salieron en defensa de su alma máter; pero los morenistas que egresaron de esa Universidad y algunos que incluso actualmente dan clases, tuvieron que hacer -otra vez- maromas para intentar defender, o bien, atacar para quedar bien con su líder, como fue el caso de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.

El Presidente dijo que le gustaría ver más egresados de la UNAM en el Gobierno; ¡faltaba más! que inicie una convocatoria para contratar por capacidad, técnica, conocimiento, compromiso y honestidad y verá cuántos egresados de La Máxima Casa de Estudios en el país se apuntan, el problema es que su Gobierno sólo quiere mano de obra barata y así no se puede.

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Por supuesto que ante la embestida la UNAM no se quedó callada y aclaró que el respeto de las distintas ideologías, corrientes de pensamiento, posiciones políticas y opiniones son parte del soporte de su autonomía y democracia.

Y que gracias a ello sirve a la nación con un compromiso social en permanente transformación, por lo que su solidaridad histórica con México es incuestionable.

Ahora fue la UNAM, pero no olvidemos que, ante la falta de argumentos y resultados, el primer mandatario tiene muchos distractores bajo la manga.

Y en Pregunta Sin Ofensa:

¿Cuántos abrazos les faltará dar a las autoridades para evitar las matanzas, los enfrentamientos armados en plena calle, los ajusticiamientos, los bloqueos de carreteras con camiones incendiados y la toma de casetas por parte del crimen organizado?

 

@aguilarkarina

 

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