Autoridades del Hospital General Aurelio Valdivieso informaron que dos de los tres niños posiblemente infectados de rabia por el mordisco de un muerciélago en el estado sureño de Oaxaca se encuentran graves.

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Precisaron que una de las dos niñas, de 8 años, será declarada con muerte cerebral, debido a que no responde a los estímulos, y su hermano, de 7 años, está en observación, aunque podría tener las mismas complicaciones.
En tanto, el subsecretario de Salud de México, Hugo López-Gatell, ha tratado de calmar a la población durante su intervención en la conferencia de prensa de la mañana, donde ha asegurado que “no existe alerta sanitaria por los probables casos”.

Los menores fueron ingresados en el hospital el pasado 24 de diciembre, a 100 kilómetros de Palo de Lima, un municipio de San Lorenzo Texmelúcan, su localidad de procedencia.
La directora del hospital oaxaqueño ha explicado que la transmisión del virus ocurrió a inicios de diciembre, cuando el murciélago entró en la vivienda de la familia indígena, aunque los síntomas aparecieron más tarde.

La secretaria de Salud de Oaxaca, Alma Lilia Velasco, destacaba el pasado lunes la situación de los menores. “Es importante decir que las niñas y el menor infectados viven en una comunidad con condiciones de extrema marginalidad”.

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Por su parte, Alejandro Macías, infectólogo y catedrático de la Universidad de Guanajuato, mencionó que la posible infección de los tres menores por parte del mordisco de murciélago le pareció “muy rara”.
“Generalmente no suele haber tantos casos ligados”, afirma. Macías asegura que la transmisión de la rabia por parte de animales salvajes se considera “de baja incidencia” y “esporádica”.
El control de la enfermedad, añade, varía dependiendo de su origen. “La rabia canina, la que se origina de los perro, desde un punto de vista de salud pública, es más controlable (…) La rabia que viene de mordeduras de animales salvaje es el más difícil de controlar, pero es más bien esporádica”, explica.

La velocidad de la evolución de la infección, señala Macías, depende del tamaño del inóculo (la infección) y de la lejanía del ataque respecto al sistema nervioso central. “Una mordedura en la cara o el cuello es más grave y llega más rápido que una mordedura en las extremidades, donde generalmente tarda más en llegar al sistema nervioso central”, asegura.

Tras la hospitalización de los tres menores (de siete, ocho y nueve años respectivamente), personal de los programas preventivos y de control de enfermedades realizaron un seguimiento para localizar a los contactos de riesgo. Este martes, las autoridades sanitarias han indicado que la madre y el abuelo de los niños han sido vacunados contra la enfermedad.