Cientos de personas se manifestaron en la ciudad rebelde de Idlib (noroeste de Siria), para protestar contra la reciente distensión en las relaciones entre los países árabes y el poder del presidente Bashar al Asad.

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“Vinimos a enviar un mensaje a todo el mundo: con esta normalización, ganarán a Bashar al Asad, el criminal, pero perderán al pueblo sirio”, acotó Abdelsalam Mohammed Youssef, jefe de un campamento para desplazados.

Damasco quedó aislada con la represión en 2011 de un levantamiento popular que degeneró en una guerra sangrienta, pero el devastador terremoto del 6 de febrero, permitió a Damasco volver a tomar contacto con muchos países de la región.

El jefe de la diplomacia saudita Faisal ben Farhane realizó una visita sin precedentes a Damasco en abril, donde fue recibido por el presidente Asad, lo que confirmó la reconciliación con la monarquía petrolera.

Además, diplomáticos se reunieron en Arabia Saudita para discutir el posible regreso de Siria a la Liga Árabe (suspendida en 2012), tema que divide la organización.

CON INFORMACIÓN DE AFP