Chetumal, 30 de noviembre. – Para el próximo año se podría resolver el juicio contra la empresa concesionaria para la disposición final de la basura y así rescindir de este contrato fallido, ante la falta de respuesta a la ciudadanía, afirmó Yensunni Martínez Hernández, presidenta municipal de Othón P. Blanco.
Fue en el 2010 cuando la empresa Intransiso obtuvo el contrato para la disposición final de la basura, durante la administración municipal de Andrés Ruíz Morcillo, y el cual le fue renovado en el 2018, en el gobierno municipal de Luis Torres Llanes, con la promesa de que establecería una planta de tratamiento de los desecho, pero hasta la fecha no ha iniciado operaciones.
Es por este motivo, que el Ayuntamiento de Othón P. Blanco busca retomar la cancelación de este contrato que se arrastra desde hace una década que tenía como fin sanear el basurero municipal, ya que ha impedido que cualquier otra empresa pudiera dar el servicio.
“Desde que estoy en la sindicatura, en la administración pasada, es un tema que me ha preocupado muchísimo, y lo retomé en la presidencia, hemos hecho todos los movimientos desde el día uno para acabar con esta concesión fallida, porque no ha habido respuesta de la empresa para poder iniciar los trabajos”, mencionó.
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Rescindirán contrato para tratamiento de la basura en OPB
La alcaldesa manifestó que una vez que se concluya el proceso jurídico podrán iniciar con la licitación para que otras empresas puedan presentar sus propuestas para poder atender la situación de la basura en Chetumal.
“Lo más seguro es que si nos dan luz verde las instancias legales, nosotros estaremos lanzando una nueva convocatoria, porque tampoco tenemos el recurso para hacernos responsables del saneamiento”, aseveró.
Explicó que lo principal es que se atienda el basurero municipal, ya que no se cuenta con los 120 millones de pesos que implica reubicarlo, pero no se puede dejar de atender ya que existe una afectación a la población que vive cerca del lugar.
Ya que, al finalizar la temporada de lluvias, este se convierte en un potencial sitio de incendios, lo que implica un daño al ambiente y a la población.
El vertedero recibe hasta 400 toneladas de desechos al día, aunque desde hace años dejó de ser funcional y ahora se ha convertido en un problema de salud pública.
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