Crear autos que luzcan como salidos de una galería de arte, que sean divertidos de manejar y que generen vínculos con su conductor ha requerido para Mazda, además de un gran trabajo de investigación, mantenerse fiel a sus principios.

Basados en la filosofía japonesa Jinba Ittai, que emula la conexión de un jinete con su caballo, Mazda busca la unión perfecta entre sus autos y el conductor. Para lograrlo, tan sólo en el nuevo Mazda 3, por ejemplo, se realizaron numerosos estudios sobre el movimiento natural del cuerpo humano y, a partir de ellos, se creó una cabina centrada en el conductor.

Los detalles cuidados fueron tan específicos como el reacomodo de la palanca de velocidades, que ahora está dispuesta más arriba para que el piloto haga los cambios con mayor facilidad. Además, la obsesión llegó a tal grado que la posición de manejo no sólo busca comodidad: está dispuesta para que el pedal del freno sea presionado con el grupo de músculos más desarrollado en las extremidades inferiores del conductor.

En un mundo donde los autos son cada vez más parecidos, Mazda se atrevió a repensar lo básico. Y para muestra de ello el sistema de sonido: en lugar de que las bocinas estén localizadas en las puertas, la empresa las dispuso en el tablero para mejorar el sonido y evitar que los ruidos exteriores disminuyeran el “performance”. En el mismo sentido, agrandó y acercó la pantalla de infoentretenimiento al piloto para evitar que girara demasiado la cabeza y concentró su operación en una perilla cercana a la palanca de velocidades para evitar, así, las distracciones.

La misma atención al detalle domina el exterior creado bajo la filosofía Kodo y que, gracias a los juegos de luz y sombra en sus trazos, dota de una personalidad única al auto. Mención aparte merece el especial proceso de pintura en el que fueron escaneados los trazos de un pintor para replicarlos con un robot.

La aplicación de todos estos valores deja en claro una cosa: para crear autos que emocionen, Mazda desafía lo convencional sin traicionar los valores de su ADN.

Con información de Reforma

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