El truco para conseguir que la pasta quede suelta, incluso al día siguiente de prepararla es muy sencillo y te ayudará a disfrutarla en cualquier momento.

Lo primero es obviamente preparar los macarrones, los fussili, los espaguetis o el plato de que se trate como siempre haces, sin nada especial.

El truco es que antes de retirar la pasta de la cocción, debes utilizar una cuchara sopera de las que se utilizan para repartir para extraer algo del agua en la que has preparado la pasta. Hazlo antes porque lo habitual es que se vierta toda el agua de la cocción a la hora de escurrir la pasta, no que se saque el producto poco a poco del agua en ebullición.

Saca dos o tres cucharadas de ese agua de cocción y guárdalas en un recipiente que soporte las altas temperaturas (el agua está hirviendo). Si, además, es apto para microondas, te puede solucionar la papeleta más adelante si necesitas volver a calentar la pasta. Así, puedes emplear una taza, un vaso o, muchísimo mejor si vas a poner la pasta en un táper, un bote de cristal que taparás una vez que se enfríe el líquido.

Si la pasta la vas a comer en unos minutos, en cuanto veas que se está apelmazando, haz de verter un par de cucharadas del agua de la cocción sobre la pasta y removerla. Verás que empieza a soltarse de nuevo. Añádele tanta agua como necesite, pero ojo, no te pases (es mejor que la agregues poco a poco) porque el plato te podría quedar aguado.

En caso de que prepares el plato de pasta para meterlo en un táper y hayas guardado el agua de la cocción en un bote de cristal, sólo tendrás que calentar el recipiente con tu comida y el bote (sin la tapa) en el microondas. Luego, procede de idéntica forma: añade poco a poco el agua de la cocción hasta que la pasta se suelte. Verás que queda como recién hecha y que el plato pasará a otro nivel.